Adictos a la silicona

Esta semana, Interviu nos ofrecía la posibilidad de ver "las dos yolas de la Berrocal". Supongo que sería más por el morbo que despierta ver algo que desafía las leyes de la gravedad, de la medicina, de la estética y de la lógica. Aunque, por otra parte, un amigo mío del otro lado de mi acera me decía que "cuanto más, mejor".

De todas formas, a Yola aun le falta un trecho para ser la Lolo Ferrari española.



Cada vez son más las personas que se animan a pasar por el quirófano para hacerse unos "retoques". Liposucciones, aumentos de pecho, rinoplastias... todo en busca del cuerpo perfecto. O pluscuamperfecto, en el caso de Yola. Y aunque esté mal que lo diga una mandarina con una ligera adicción al gimnasio, ¿no sería más fácil estar a gusto con nuestras imperfecciones?

Al fin y al cabo, creo recordar que se llegó a decir de Alberto Tomba (que se note que estamos en período de Olimpiadas) que estaba gordo...



Un (olímpico) beso, anónimo lector.