Amanda Rina

Tuesday, October 25, 2005

Mitomanía

Me he dado cuenta de que, en mi pérfil, el primer título que figura en mi lista de películas favoritas es "Rebelde sin causa". Lo curioso es que nunca la he visto entera.

Era un día cualquiera de mi adolescencia. Estaba solo en casa, al mediodía. Mi madre había grabado hacia tiempo esa película en una cinta de video en la que quedaba espacio libre para grabar más cosas. No me acuerdo por qué, pero la cinta estaba en el aparato y, mientras rebobinaba en busca de otra cosa, vi la escena en la que los chicos van al Planetario y Sal Mineo se asusta con la proyección. James Dean le saca de debajo de los asientos, tranquilizándole. Y de repente, la película me atrapó. Como muy pocas veces me ha pasado con otras películas, sentí que los conflictos de esos personajes eran los míos, que me estaban hablando de tú a tú: la sensación de ser diferente, de no adaptarse al entorno, de no poder relacionarse con los padres, de admirar y adorar a otro compañero, de percibir el mundo cotidiando como una lucha diaria... Todo eso también me estaba pasando a mí en esa etapa de mi vida.

James Dean es mucho más que un icono con el que decorar carpetas. Esta foto me fascina.



Un beso, anónimo lector.

1 Comments:

  • At Tuesday, October 25, 2005 10:29:00 AM, Anonymous Anonymous said…

    No tengo demasiado aprecio por Dean, pero la imagen del personaje incomprendido que no encaja es la que más me fascina en cualquier historia, empezando por Frankenstein. Karloff era increíble en ese papel, y quien no sepa ver su belleza debería a aprender a mirar.

     

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