Aquí no hay quien viva

¡Qué bonita es Sevilla! Me encantó la ciudad.

Lo malo, como siempre, ha sido volver. Los vecinos del piso de abajo se han comprado un perro. Ellos son muy majos y los perros me gustan. O debería decir que ellos eran muy majos y los perros me gustaban. El animal se pasa todo el día ladrando. ¡No se cansa nunca! Por suerte, por las noches se calla, pero ayer empezó su serenata a las siete de la mañana.

Los vecinos del patio ya han empezado a quejarse. Yo no he dicho nada aun, pero también comienzo a estar harto.

Por si fuera poco, se acaba de instalar en uno de los apartamentos de mi rellano una pareja que discute bastante. Espero que no terminemos saliendo en "Gente"...

Pero es que en mi piso no tengo ni un portero en condiciones. Por pedir que no quede, podríamos tener a uno como Iker Casillas.




Un (mundialista) beso, anónimo lector.