No me gusta perder

Uno de mis juegos de mesa favoritos es el Monopoly. Hacía años que no jugaba, pero hace poco he recuperado la constumbre. Todo por culpa de mi mandarino, que ha vuelto a despertar en mí el gusanillo por construir casas y hoteles, amasar fortunas y arruinar al resto de contricantes. Es el juego del capitalismo puro y duro.

Las primeras veces gané yo, gracias a mi estrategia de hacerme con las estaciones, las compañías de agua y electricidad y las calles naranjas (Felipe II, Velázquez y Serrano). ¡El Barrio de Salamanca es mío! Pero ahora ellos conocen mis jugadas y van a por mí. Llevo demasiados días mordiendo el polvo de la derrota.

Pero llegará mi hora y volveré a adueñarme de la ciudad. Aun guardo varios ases en la manga.

Y con este post aprovecho para felicitar al Monopoly por su cumpleaños: hace ya 70 años que se invento este juego.

Muchos más años tiene el fútbol, pero no ha sido hasta hace poco que los futbolistas han empezado a interesar a la gente por cuestiones "extradeportivas". Yo acabo de descubrir a Aitor Ocio.



Un beso, anónimo lector.