QUEER AS FOLK
De entrada no me atraía mucho, pero al final he terminado enganchándome a "Queer as folk". Al principio me sorprendió lo explícitamente que se mostraban las relaciones sexuales y el mundo de los cuartos oscuros y las saunas. Acostumbrado a que el sexo en televisión sea al estilo "Melrose Place" -donde follaban sin quitarse los calzoncillos, como quien dice-, ver culos y pollas me parece de lo más revolucionario (bueno, no tanto...). Es cierto que parece que en Pitsburg, excepto los protagonistas, todos los gays tienen cuerpos esculturales y traseros sin pelos, pero es que en televisión, todo el mundo es guapo por obligación.
Los protagonistas representan cada uno a un tipo de gay. Están un poco estereotipados, pero es fácil verse identificado con ellos. Los comienzos de la relación entre Michael y el quiropráctico me recordaron a mis principios con el mandarino. A veces creo que soy un poco Bryan, protegiéndose bajo una máscara de frialdad y frivolidad, utilizando a los demás para sentirse mejor. Todos tenemos un lado oscuro. Algún día os contaré aquella vez que me llamaron calientapollas.
Yo lo negué, por supuesto.

Un (televisivo) beso, anónimo lector.
Los protagonistas representan cada uno a un tipo de gay. Están un poco estereotipados, pero es fácil verse identificado con ellos. Los comienzos de la relación entre Michael y el quiropráctico me recordaron a mis principios con el mandarino. A veces creo que soy un poco Bryan, protegiéndose bajo una máscara de frialdad y frivolidad, utilizando a los demás para sentirse mejor. Todos tenemos un lado oscuro. Algún día os contaré aquella vez que me llamaron calientapollas.
Yo lo negué, por supuesto.

Un (televisivo) beso, anónimo lector.