Amanda Rina

Wednesday, September 27, 2006

QUEER AS FOLK

De entrada no me atraía mucho, pero al final he terminado enganchándome a "Queer as folk". Al principio me sorprendió lo explícitamente que se mostraban las relaciones sexuales y el mundo de los cuartos oscuros y las saunas. Acostumbrado a que el sexo en televisión sea al estilo "Melrose Place" -donde follaban sin quitarse los calzoncillos, como quien dice-, ver culos y pollas me parece de lo más revolucionario (bueno, no tanto...). Es cierto que parece que en Pitsburg, excepto los protagonistas, todos los gays tienen cuerpos esculturales y traseros sin pelos, pero es que en televisión, todo el mundo es guapo por obligación.

Los protagonistas representan cada uno a un tipo de gay. Están un poco estereotipados, pero es fácil verse identificado con ellos. Los comienzos de la relación entre Michael y el quiropráctico me recordaron a mis principios con el mandarino. A veces creo que soy un poco Bryan, protegiéndose bajo una máscara de frialdad y frivolidad, utilizando a los demás para sentirse mejor. Todos tenemos un lado oscuro. Algún día os contaré aquella vez que me llamaron calientapollas.

Yo lo negué, por supuesto.



Un (televisivo) beso, anónimo lector.

Tuesday, September 12, 2006

Excesos publicitarios

Ayer fui al Corte Inglés y vi que estaba todo lleno de carteles publicitarios del móvil que Dolce & Gabbana han diseñado para Motorola. Los protagonistas de la campaña son el señor Dolce y el señor Gabbana en una foto cuya página web describe como "impactante".



Pero entonces despertó en mi interior mi faceta HazteOir y pensé que si, en vez de dos hombres, quien tuviera el corte en la mejilla fuera una mujer, el escándalo sería tremendo. A ningún publicista en su sano juicio se le habría ocurrido.

Un (impactado) beso, anónimo lector.

Tuesday, September 05, 2006

DE VUELTA

Soy un maleducado. Me fui sin despedirme. He de confesar que he estado a punto de no volver. Las dos primeras semanas de trabajo después de las vacaciones han sido terribles. Ahora sé por qué le llaman "depresión postvacacional".

Y eso que mis vacaciones no han sido nada del otro mundo. Estuve unos días en Benidorm, nadando entre medusas y buscando un hueco libre en las abarrotadas playas. No me hagáis hablar del menú del hotel, que parecía hecho por y para turistas británicos. ¿Cómo puede alguien desayunar alubias? Primera y última vez que voy al Manhattan mediterráneo. El año que viene me voy al auténtico, pase lo que pase.

Pero he decidido cambiar de actitud, dejar de quejarme por todo y cambiar mi actitud pasiva por otra más activa (nada de dobles sentidos sexuales, por favor). He decidido empezar volviendo al gimnasio y cambiar cinco kilos de grasa por cinco kilos de músculo. De ilusión también se vive, ¿no?

Además, en el gimnasio, uno encuentra alicientes para ir. Ayer, mientras sudaba a mares en la bicicleta estática, descubrí en una retransmisión del US Open a Robbie Ginepri, un tenista americano. Esto levanta el ánimo a cualquiera.



Un (optimista) beso, anónimo lector.